Dentro de la gramática, una de las principales preocupaciones a la hora de escribir, para estudiantes y personas del común es cuándo y por qué deben ponerse las tildes.
Dentro de la Lengua castellana las expresiones tienen diversas acepciones dependiendo de la manera y el matiz que se quiera dar a cada una.
Es usual que los estudiantes o empleados cuando se enfrentan a la tarea de escribir un informe, trabajo o tesis, o en fin, cualquier tipo de texto, tengan que buscar en la red si escribir porque o por qué.
Aparentemente no hay diferencia, pero si nos ponemos a ver con lupa la cosa veremos que sí.
Hay que partir de una verdad de Perogrullo: la clasificación de las palabras de acuerdo a su acentuación. Tenemos las graves, agudas y esdrújulas.:
-Las primeras, recordando las clases de gramática de la escuela, son aquellas que llevan la acentuación en la penúltima sílaba y a las que se pone tilde en caso de que no terminen en n, s, o vocal.
-Las agudas llevan el acento en la última sílaba y llevarán tilde en caso de terminar también en n, s, o vocal.
-Por último las esdrújulas llevarán el acento en la antepenúltima sílaba y siempre llevan tilde.
Una vez aclarado esto, podemos entrar a analizar el significado de los acentos diacríticos y su función. Este tipo de acento se usa para diferenciar palabras pertenecientes a distintas categorías gramaticales , pero que se escriben igual.
Por ejemplo, cuando se dice: "he ido a la casa de tu padre", esto quiere decir que quien enuncia ha ido a visitar a la casa del padre de su interlocutor, en el sentido de pronombre posesivo. En otro caso: "siempre te he recordado con orgullo, porque eres tú, padre, el bien-amado", se está refiriendo a la figura del padre como pronombre personal. Como se ve, el sentido cambia totalmente.
El acento diacrítico diferencia claramente el sentido del monosílabo que lleva la tilde. En este caso puntual del porque y por qué, se trata de una conjunción casual.
Aquí se está afirmando o justificando la causa de que tal o cual cosa haya sucedido, por ejemplo: «Porque el ser humano es insensato y brutal, es la razón de que haya guerras». En este ejemplo, se está justificando la razón de las guerras por causa de la condición humana.
En el caso del porqué es la substantivación de por tal cosa, o la contestación a una afirmación previa o pregunta, por ejemplo: «El que el sol se oculte es el porqué de que salga la luna». Aquí se puede ver que este porqué va precedido de un artículo como cualquier sustantivo: el sol, la luna, los porqués, etc.
En el caso del por qué y por que, existe también una explicación.
Aunque de poca frecuencia, por qué, sirve para aclarar o explicar algo de modo interrogativo, por ejemplo, el célebre: «¿Por qué no te callas», dicho por el rey Juan Carlos al fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez durante una cumbre, interrogándole precisamente, la razón por la cual no dejaba hablar al representante del gobierno español.
En el caso del porque es la justificación directa de algo, ejemplo: «–Por qué no llegas temprano nunca? –Porque me da pereza levantarme temprano». Es bueno siempre aclarar el sentido de lo que se afirma, este es el fin de la acentuación diacrítica en la gramática castellana.
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Hoy día muchas personas ignoran estas reglas básicas sobre todo al momento de escribir, puesto que en el lenguaje hablado este sentido es prácticamente intrínseco a la lógica conversacional. En algún momento se ha llegado a sugerir que se anulen los acentos diacríticos en los monosílabos castellanos. Sin embargo, la Real Academia de la Lengua Española ha hecho oídos sordos a esta propuesta. Imaginemos por un solo momento las confusiones que podrían prestarse ante este escenario. Las cartas, edictos, documentos legales, públicos y notificaciones tendrían un carácter confuso y perderían su capacidad de expresar una idea con un sentido completo: sería el caos total al momento de redactar con coherencia.
El auge del Internet, los mensajes de texto y la inmediatización de expresiones que antes eran perfectamente diferenciables una de la otra: cual y cuál, que son admirativas e interrogativas: «¿cuál es tu problema conmigo?», así como la afirmativa: «iba raudo por la campiña cual liebre en primavera», son dos ejemplos claros de esta diferenciación de acentos. Actualmente, las personas, en especial los jóvenes, carecen de las herramientas básicas al momento de expresarse con total coherencia. Es usual ver en algún chat que alguien escriba: te y té, si o sí, mi o mí, sin percatarse del sentido que su receptor da a las palabras.
Dentro de la Lengua castellana las expresiones tienen diversas acepciones dependiendo de la manera y el matiz que se quiera dar a cada una.
Es usual que los estudiantes o empleados cuando se enfrentan a la tarea de escribir un informe, trabajo o tesis, o en fin, cualquier tipo de texto, tengan que buscar en la red si escribir porque o por qué.
Aparentemente no hay diferencia, pero si nos ponemos a ver con lupa la cosa veremos que sí.
Hay que partir de una verdad de Perogrullo: la clasificación de las palabras de acuerdo a su acentuación. Tenemos las graves, agudas y esdrújulas.:
-Las primeras, recordando las clases de gramática de la escuela, son aquellas que llevan la acentuación en la penúltima sílaba y a las que se pone tilde en caso de que no terminen en n, s, o vocal.
-Las agudas llevan el acento en la última sílaba y llevarán tilde en caso de terminar también en n, s, o vocal.
-Por último las esdrújulas llevarán el acento en la antepenúltima sílaba y siempre llevan tilde.
Una vez aclarado esto, podemos entrar a analizar el significado de los acentos diacríticos y su función. Este tipo de acento se usa para diferenciar palabras pertenecientes a distintas categorías gramaticales , pero que se escriben igual.
Por ejemplo, cuando se dice: "he ido a la casa de tu padre", esto quiere decir que quien enuncia ha ido a visitar a la casa del padre de su interlocutor, en el sentido de pronombre posesivo. En otro caso: "siempre te he recordado con orgullo, porque eres tú, padre, el bien-amado", se está refiriendo a la figura del padre como pronombre personal. Como se ve, el sentido cambia totalmente.
El acento diacrítico diferencia claramente el sentido del monosílabo que lleva la tilde. En este caso puntual del porque y por qué, se trata de una conjunción casual.
Aquí se está afirmando o justificando la causa de que tal o cual cosa haya sucedido, por ejemplo: «Porque el ser humano es insensato y brutal, es la razón de que haya guerras». En este ejemplo, se está justificando la razón de las guerras por causa de la condición humana.
En el caso del porqué es la substantivación de por tal cosa, o la contestación a una afirmación previa o pregunta, por ejemplo: «El que el sol se oculte es el porqué de que salga la luna». Aquí se puede ver que este porqué va precedido de un artículo como cualquier sustantivo: el sol, la luna, los porqués, etc.
En el caso del por qué y por que, existe también una explicación.
Aunque de poca frecuencia, por qué, sirve para aclarar o explicar algo de modo interrogativo, por ejemplo, el célebre: «¿Por qué no te callas», dicho por el rey Juan Carlos al fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez durante una cumbre, interrogándole precisamente, la razón por la cual no dejaba hablar al representante del gobierno español.
En el caso del porque es la justificación directa de algo, ejemplo: «–Por qué no llegas temprano nunca? –Porque me da pereza levantarme temprano». Es bueno siempre aclarar el sentido de lo que se afirma, este es el fin de la acentuación diacrítica en la gramática castellana.
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Hoy día muchas personas ignoran estas reglas básicas sobre todo al momento de escribir, puesto que en el lenguaje hablado este sentido es prácticamente intrínseco a la lógica conversacional. En algún momento se ha llegado a sugerir que se anulen los acentos diacríticos en los monosílabos castellanos. Sin embargo, la Real Academia de la Lengua Española ha hecho oídos sordos a esta propuesta. Imaginemos por un solo momento las confusiones que podrían prestarse ante este escenario. Las cartas, edictos, documentos legales, públicos y notificaciones tendrían un carácter confuso y perderían su capacidad de expresar una idea con un sentido completo: sería el caos total al momento de redactar con coherencia.
El auge del Internet, los mensajes de texto y la inmediatización de expresiones que antes eran perfectamente diferenciables una de la otra: cual y cuál, que son admirativas e interrogativas: «¿cuál es tu problema conmigo?», así como la afirmativa: «iba raudo por la campiña cual liebre en primavera», son dos ejemplos claros de esta diferenciación de acentos. Actualmente, las personas, en especial los jóvenes, carecen de las herramientas básicas al momento de expresarse con total coherencia. Es usual ver en algún chat que alguien escriba: te y té, si o sí, mi o mí, sin percatarse del sentido que su receptor da a las palabras.
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