El Conde Montecristo - Alejandro Dumas


Disfrutar de la literatura clásica, es un placer poco habitual en la actualidad actual. He disfrutado de ella a fuego lento cuatro meses con El Conde de Montecristo. Si creías conocer el mundo, y no has leído la famosa novela, espera leerla. Es bien extensa gracias a Dios, y no carece de interés en ningún momento. Alexandre -así le llamaban en su Francia natal- escribió esta novela con su habitual ayuda de Auguste Maquet, partícipe de la realización de sus populares novelas. La obra fue impresa en trozos, de manera que a modo serie, iban cayendo bajo los ojos de los lectores -deseosos de saber la continuación de la historia- las dieciocho partes, en que estaba compuesta la obra. Además de su elaborada línea argumental (casi propia de un trabajo artesano), algo sorprendente de la literatura de Dumas es cómo crea espacios dentro de la obra, tranquilizando al afortunado lector, con historias que acarrearán treinta o cuarenta páginas, al margen del hilo de la novela. Su conocimiento del arte, y la literatura -especialmente griega-, se plasman en las comparaciones y metáforas del libro, incluyendo en él las más bellas historias que escribieron manos humanas, esto le da el carácter universal, que convierte a esta obra en un clásico, digno de mención en la historia del hombre. El amor, la venganza, el respeto, el miedo, la deseperación, la lucha, el valor, la muerte, la ira, el placer, el arte, la sociedad: todo... Todo tiene su pequeño espacio en la estantería de la novela del S.XIX de El Conde de Montecristo, es admirable el modo de conducir, e introducir dentro de la cabeza de Edmundo Dantés al mundo exterior. 

He sacado ciertas conclusiones de esta novela.... La literatura no es como el mundo, sino el mundo es como la literatura. La tragedia no sería lo que es si no es por el teatro griego. Cuando vemos el mar, en sí no nos conmueve, es todo lo que hay detrás lo que nos hace sonreir cuando nuestra mirada abarca lo inabarcable. La literatura es la que hace la vida diferente, la que convierte "superar un reto" en una batalla entre Esparta y Troya. El Conde de Montecristo, es alguien increíble, sorprendente, majestuoso pero imposible. He llegado a comprender que a su vez la vida no es como la pintan los escritores, ellos retratan su esencia, componen su música. Dibujan la perfección del bien, el mal, incluso la imperfección. Sin embargo cierto es que cuando caminan por la calle no escuchan a Mozart entre la brisa, y cuando lloran no son perlas las que ruedan por sus mejillas, pero al mismo tiempo si lo son, la literatura lo hace posible, he ahí su secreto.
Del mismo modo que perdura Hamlet, así perdura también Edmundo, la bella princesa griega Haydeé, el honrado Morrel, y toda esta historia que queda impresa en el alma de quien la conoce. 

El gran día

Se levantó de un salto, lleno de alegría, no se lo podía creer, se vistió tan rápido como pudo, pues no sabía cuanto tiempo iba a durar aquello… sí, era el gran día en que él iba a ser el protagonista de un microrrelato.

Campiña y Mochilo


Se echaba en falta una "creación artes plásticas" así que me he decidido, -por cierto estáis todos invitados a crear-. Aunque debo confesar que esta creación no es actual, es de marzo. Es lo más interesante desde entonces.
Este cuadro al cual le denominaré "Campiña y Mochilo" me recuerda a un Constable fosfi o que se yo, quizá se aproxime más a Holman Hunt. Bueno, realmente no se parece a ninguno de los dos. Eso sí, el paisaje es inglés y ambos pintores lo eran... lo de poner links es por ir más de interesante y por si a alguno le pica la curiosidad.
Aprovecho la entrada para hablaros a propósito de Hunt, de la hermandad de los prerrafaelitas (seguimos con los links), o los prerrafaelistas, según como se les quiera llamar. Este fue un grupo inglés antiacadémico en lo que a la pintura se refiere... quisieron volver al pasado rompiendo con el presente. Como ocurre con esta pintura.
En verano vi la película de An Education en la que se hablaba de ellos, esto me gustó y me hizo recordar los tiempos de la universidad en la que por primera vez oí sus nombres. Pero mejor que la película fue la posterior visita a la pérfida albión, donde pude ir a Oxford. Allí estuve en el Exeter College y en su oratorio había un bonito tapiz en el que descubrí unos rasgos familiares. Estaba ante una obra de los prerrafaleitas!!! Otro día pude escaparme al Victoria and Albert Museum y vi este cuadro, la primera obra que veía en persona de Rossetti (almenos conscientemente). Impresionante. Los miembros de esta hermandad tenían unas ideas un tanto curiosas y no solían firmar sus obras. No obstante, no se si esto es del todo cierto puesto que conocemos muchas de ellas. Será por la investigación... Pero realmente es importante saber quien hizo tal o cual cosa?? Anteriormente a esta visita ya había visto bastantes cuadros de Rossetti pero en aquel momento no lo conocía y no me llamó la atención. O por lo menos no me acuerdo. ¿En qué cambia conocer al autor de una obra?
En fin, espero que os gusten "las creaciones de arte plástica", esta.

Dire Straits - Brothers In Arms

Luis Sancho

Bueno, bueno, se acabó el verano, y hay que volver a la rutina. Una característica de esta rutina implica escribir en "Atalaya Cultural", así que...

Siguiendo con la lista de perlas que me llevaría a una isla desierta propuesta por nuestro querido amigo, me gustaría añadir un elemento musical más a esta lista. La escuché hace un tiempo, mientras íbamos a Torreciudad, (tierra mágica) a un pueblo cercano. Una época: los 80; un hombre: Mark Knopfler; un título: Brothers in Arms. La guitarra eléctrica distorsionada que introduce la canción con un solo que parece como que desafía a que alguien contradiga la letra de esta canción:

"A través de estos campos de destrucción,
y bautismos de fuego.
Yo he atestiguado vuestro sufrimiento
y el como la batalla fue más cruenta."

Y prosigue, el que posiblemente es el mejor guitarrista del planeta, con frases parecidas, en el que, cuando conoces la letra, te das cuenta de que es un canto contra la guerra. Y aún sin escuchar la letra parece lo que es. La voz cansada y tranquila de Mark Knopfler, con de fondo el órgano de Dire Straits, se conjuga con los solos melancólicos, entre tristes, cansados e indignados, como aleccionadores, que contribuyen en gran parte a recargar musicalmente la pieza y a proporcionarle énfasis al cantante. Pero, Mark Knopfler no se queda en la crítica, también avanza en la misma letra hacia la reflexión filosófica:

"Hay tantos mundos y tan diversos,
muchos soles todos diferentes,
y tan solo tenemos un mundo,
pero cada uno vivimos en uno diferente."

En general, ataca a la individualidad de las personas, al egoísmo de las mismas, que es probablemente la causa de tantas guerras. Recuerda a todo el mundo que somos hermanos, que cuando dos naciones hacen guerra (¿hay alguna en la historia que no la haya hecho?) lleva a miles de hermanos a luchar entre sí, a permanecer lejos de su tierra, a la que nombra en la primera estrofa de la canción (Escocia, para Knopfler).

Y termina, proclamando la propia muerte, aduciendo al destino de cada persona, tan ligado con lo eterno, y calificando alos que hacen la guerra:

"Ahora el sol se ha ido al infierno,
y la luna viaja ya demasiado alto,
dejenme despedirme;
cada hombre tiene que morir
que así está escrito en la luz de las estrellas
y en cada línea de la palma de vuestras manos.
Somos tontos por hacer la guerra,
contra nuestros hermanos en armas."

Finalmente, se despide la guitarra, eterna compañera de Dire Straits y de Knopfler, con un solo que, practicamente, resume la canción. Una pieza magistral, sin ningún lugar a dudas. Esta me la llevaba a una isla desierta de cabeza.

Volvemos...

Simplemente comunicar, que la revista virtual "Atalaya Cultural" vuelve con sus publicaciones habituales, tras un intenso verano. Esperamos múltiples colaboraciones, esperamos que cualquier aportación o sugerencia sea transmitidla a los administradores y esperamos que disfrutéis con el blog. Gracias.

Chopin - Nocturno nº 2 Op. 9

Supongo que este año, he redescubierto la música clásica. La gran variedad de obras que se incluyen en este campo me aturden, no puedes esperar conocerlas todas, simplemente disfrutarlas a su paso, como los segundos, y los minutos. El poder del piano destaca entre todas ellas, tiene un sonido que bien puede ser como las olas del mar bañando la orilla, o los truenos de una cruel tormenta, es el señor de todos ellos (los instrumentos). Lo cierto es que me encanta, y me dice lo que nadie puede decirme.
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No sé si es muy conocida ya que no tiene un apodo como "Claro de Luna" (Beethoven, Debussy), es simplemente el segundo Nocturno de Chopin.  Los nocturnos, como su nombre indica son piezas inspiradas en la noche (algo que adoro), tranquilas, melancólicas a veces, como las lágrimas. Aunque tengo mis teorías, puesto que Dorian Gray (el mismo) dice: "la belleza, la simple belleza, podía llenarte los ojos de lágrimas" ("El Retrato de Dorian Gray" Oscar Wilde). Es decir quizás sea la belleza de la pieza, su sencillez... La pieza tiene en la mano izquierda un silencioso y grave acompañamiento, a una delicada derecha y más aguda y cristalina melodía. Esta melodía no suena en los oídos, sino directamente en otro lugar más hondo. 
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La obra de cuatro minutos y medio, empieza narrando una tragedia (Beauty of Tragedies, hablaremos), algo que empezó como una joven primavera, y que tal vez fue marchitada por un algo inevitable, lo que ocurrió es que los efectos permanecieron para siempre, convirtiéndola en inolvidable. Hay algo de amor, pasión, incomprensión y un ápice de locura. Habla en un idioma desconocido, pero que misteriosamente  se comprende como el llanto de la desilusión. La música te pide que te dejes llevar, y tú la sigues obnubilado,  quieres saber que ocurre con la historia, la tragedia; sin embargo no se altera ante lo inexorable y singue tranquila su curso como un riachuelo de tierras lejanas, que llega hasta el infinito...
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Simplemente me encanta, me dice demasiado como para despreciarla:

Bob Dylan


Bueno, me dijo el escritor del anterior comentario que me animase y contribuyese a su serie de ‘’perlas’’. Y, como él mismo hizo ( tenemos este gusto en común) esta ‘’perla’’ es una obra musical. Ya que Wilson no se adentró en la gran familia de la música rock, me decido a hacerlo yo. Una época: el siglo XX. Un hombre: Bob Dylan. Un título: Blowing in the wind.
No elijo esta obra por su complejidad musical o artística, ni por sus características estéticas o por cualquier otra característica. La elijo por su letra.
Como solía hacer, el gran mago de las palabras, el poeta atormentado, el genio rebelde y extraordinario del (entonces joven) Dylan da la vuelta al mundo con estas palabras:
‘’¿Cuántos caminos ha de caminar un hombre, antes de que lo llamen hombre?’’
Y durante los tres minutos escasos de esta canción, Dylan deja en el aire nueve preguntas y solo una conclusión: ‘’la respuesta amigo mío, está flotando en el viento’’. Al más puro estilo de la canción-protesta, ‘’enunciamos el problema, pero no la solución’’.
No conozco canción que arremeta tan duro contra los problemas mundiales, ni contra los dirigentes políticos que los provocan. En tres minutos, la voz cascada y la guitarra acústica de Dylan condenan la esclavitud, el terrorismo, el homicidio, el hambre, la indiferencia, la explotación y la guerra de una forma tan directa que no sorprende que su harmónica se pasease por los cinco continentes durante meses seguidos.
Y, si salimos de la canción, y nos dirigimos al artista, nos daremos cuenta de que Dylan dispara un dardo envenenado a las conciencias de todos los hombres que, en palabras de la misma canción ‘’fingen que simplemente no ven’’.
Y, en el mundo, hasta entonces, nunca nadie había protestado tan contundentemente.

ARCANGELO CORELLI

Adagio Concerto Grosso Op. 6, No. 8 in G Minor.
Ahí va mi primera “perla” (aunque no por ello la más importante ni la más hermosa). Quiero comenzar con un fragmento de belleza en forma de sonido. Sí. Música. Aunque, como ya dije, no permitiría nunca que la humanidad viviera sin conocer la música de Springsteen (sería perder demasiado), hoy me dirijo a los santuarios de la música clásica. Me remonto a una época: albores del siglo XVIII. Una tierra: la grande y bella Italia. Un músico con nombre y arte angelical: Arcangelo Corelli. Un título: Adagio Concerto Grosso Op. 6, No. 8 in G Minor.

Son apenas dos minutos, pero nos abren la puerta de lo eterno. Sinceramente pienso que esta obra condena la esencia de la belleza entendida desde la perspectiva del barroco. Armonía. Luz. Equilibrio. Cadencia. Esa belleza apolínea y dorada que, a fin de cuentas, todo ser humano anhela (a veces sin saberlo).

Como comentario os diría que los violines parecen dibujar una arquitectura delicada y solemne al mismo tiempo, quizá lo más parecido al boceto de un templo griego. Pero no se queda ahí. Además de formas bellas, de acordes armónicos y de una melodía casi divina, consigue llegar como una lanza al fondo del corazón: conmueve.

Un consejo: atención a la última parte del movimiento. Es como el final de una vida lograda y heroica. Aparece de modo epifánico y deslumbrador. Asistimos a un diálogo de violines que se repiten y entremezclan, ascendiendo unos a otros hasta culminar en un acorde sencillamente magistral.

Una breve historia. En los años que viví en Roma, una mañana de abril soleada y diáfana, hice un maravilloso descubrimiento. Paseando por una de las plazas más hermosas de la ciudad, entré en el Pantheon. Allí me dirigí a la tumba del divino Rafael, y me conmoví al traducir su epitafio: "Aquí yace Rafael. Mientras él vivió, la Naturaleza temió ser vencida, ahora que está muerto, ella teme morir” ("Ille. Hic. Est. Raphael timuit quo sospite Vinci, rerum magna parens, et moriente, mori"). A unos pocos pasos, el descubrimiento que os decía: la tumba de Arcangelo Corelli. Sonaron en mi interior los acordes del adagio y pensé que la naturaleza también temió entonces ser vencida.

Wilson

el tercio de los sueños

Qué me llevaría a una isla... una toalla y gafas de buceo.

La verdad es que lo que propone Wilson no tiene fácil solución. Efectivamente. A Calamaro no me lo llevaría, pero como quiero haceros partícipe de su música os dejo con esta canción... más adelante pensaré en la obra maestra.

Tengo que decir que he pasado un rato para seleccionar una sola. Hay tantas y tan buenas. Finalmente para zanjar el asunto me decido por "El tercio de los sueños". Canción que habla de lo cotidiano, de un suceso... canción que se va construyendo se va desarrollando al paso, una cosa tras otra. Para cambiar de tercio os dejo este link.

El faro de Suecia


Soporte: Cartón

Material empleado: Óleo

Título: El faro de Suecia

Sobre el cuadro: Este fue mi último óleo, pues se me acabó, y ahora estoy pintando mi primer acrílico, que no tiene nada que ver... ¡Hecho tanto de menos el óleo!, pero bueno, así es la vida... goodbye óleo, hasta los reyes del año que viene (si baltasar quiere).

¿Qué te llevarías a una isla desierta?

Hace unos días, mientras tomaba una cerveza con un amigo en una de esas tardes tibias y perfumadas que de vez en cuando nos regala el mediterráneo, salió la pregunta sobre qué libros te llevarías a una isla desierta. Pasada la velada, la cuestión me hizo pensar. Más que en una isla desierta, me imaginaba, qué pasaría si un día de estos, al encender el televisor, el telediario nos anunciara la inminente eclosión de un meteorito que diera por finalizada la vida del llamado planeta tierra. Si esto ocurriera, cabe pensar que se nos brindaría la posibilidad de, además de encomendarse a las divinidades que cada ciudadano considerara oportunas, construir una flota de cohetes espaciales que nos permitiera salir del choque mortal. El problema es adónde iríamos… En fin, no era eso lo que me preocupaba. Me inquietaba saber qué haría si me dieran la posibilidad de escapar de la eclosión llevando conmigo una maleta, una mochila o algún tipo de recipiente para tantas cosas que me gustaría rescatar del olvido eterno. Si una fortaleza de acero construida bajo tierra nos salvara del meteorito, ¿qué salvaría para la posteridad? ¿Qué cuadros, qué libros, que música…? Ahora con el ipod no hay problema de espacio, sin embargo, la pregunta sigue en pie: qué dejaría y qué me llevaría (tic-tac, tic-tac…).

Confieso que esta mañana, mientras me cepillaba los dientes, la duda devastaba por completo mi alma. Si me pidieran diez libros, ¿cuáles escogería? Sé que gran parte de la duda estriba no tanto en la dolorosa elección de condenar un trozo de belleza a la oscuridad de la no-existencia, sino en que, de un modo público y notorio estaría confesando la textura de mi alma. Me explico. Revelar por orden los libros que salvaría de una hecatombe mundial es algo así como fotografiar mi interioridad y subir las fotos en Internet. No hay nada más práctico para conocer una persona que visitar su pequeña biblioteca personal.

Sin embargo, otro problema aflora a la hora de confesar públicamente el ranking de mi personal sensibilidad artística. Y el problema es el siguiente: ¿Cómo no voy a poner entre los elegidos “La Odisea” o la 9ª sinfonía de Beethoven? Sería un insulto para la crítica. Y quizá lo sea, porque Homero es uno de los grandes y La Novena contiene el dorado vértice de la riqueza inconmensurable de otro genio. Es cierto, lo acepto. Borges decía que “todos somos griegos”. Y es verdad. Pero, ¿y si Homero no estuviera entre mis diez elegidos? ¿Tendría el valor y la honestidad de decirlo públicamente? ¿Sería capaz de decir que antes me llevaría a Dumas o a Bécquer? Sinceramente, no lo sé. Creo que no. En todo caso, estoy seguro de que no me iría a una isla desierta sin el Born to run de Springsteen.

En fin, así es la vida. Hasta que no te tiras al agua, no sabes si está fría.

¿Y la lista? Sigue en el aire, como dice Dylan. De momento se me ocurre proponer una idea que nos pueda servir como trampolín para llegar a la solución del enunciado. Es la siguiente: en vez de enunciar un elenco de las diez obras imprescindibles e imborrables, simplemente proponer una obra que se considere de un valor tal que baste para redimirla de la quema del olvido.

Pienso que defender una obra artística (la que sea) puede ser un buen ejercicio para descubrir trozos de humanidad que cada uno alimenta silenciosamente en el alma. Un ejercicio que puede dar luz a otras almas, abiertas -sin saberlo- a la belleza.

En la siguiente entrega defenderé una obra que nunca permitiría que el silencio borrara su rostro. ¿Y tú, qué defenderías del olvido?

Wilson

Ojalá

Silvio Rodríguez, cantautor y poeta cubano, retoma el clásico asunto de las contradicciones del sentimiento amoroso. Con su característico timbre de voz, nos transporta directamente hasta el límite entre lo sublime y lo patético (en su significado etimológico) del enamoramiento.


Aprende, como aprender a cantar.

El Palatino

Siempre se ha hablado de las contribuciones que ha hecho el hombre a la propia humanidad. Se ha admirado a personas por sus palabras, sus discursos, sus trazos, sus hallazgos... Pero creo que no es suficiente, hay determinadas personas cuya aportación a la humanidad es tal, que constituye un bien y no tan solo un mérito. Estos héroes del palatino de la humanidad, entrarán en el reino de los cielos directamente, por el gran bien que han hecho: exacto, pasaporte libre. ¿Entonces el arte, y el humanismo no son únicamente caprichos, o novedades agradables y bellas? Me temo que no. El arte es el lenguaje de la belleza y la belleza la letra "B" de bien. (Se nota que no soy ningún experto). El palatino estará lleno de pensadores, músicos, artistas... Se oirán los acordes más sublimes descubiertos por la humanidad, la luz allí será más intensa... Desgraciadamente,  han sido rechazados por la humanidad y apartados, no han sido comprendidos por los de su tiempo, la locura y una melancolía ambiciosa se apoderaron de ellos, haciéndolos aparentemente insensibles a lo exterior... En fin el arte no es el único tipo bien, pero si una parte importante... Saborea cada instante. El palatino...

La gran ciudad.

En su día, tuve la ocasión de visitar la gran ciudad de Madrid, capital de nuestra gran nación. En ella el visitante tiene la oportunidad de admirarse ante la magnificencia de sus edificios mientras recorre sus calles empedradas con sus zanjas y sus obreros, observando los parques, los elegantes negocios, los flamantes deportivos que surcan sus calles y por supuesto su variopinta población multicultural, multirracial, multiusos… Además de su patrimonio artístico que reúne la más exquisita selección de obras de todos los rincones del país. Todo bajo la atenta mirada y la mano férrea de la burocracia presente ahí más que en ningún otro sitio con sus hordas de servidores trajeados y sus largas colas de individuos encogidos ante su poder.
En definitiva diríase que es el cerebro incansable de la nación donde se amontonan sus ideas, recuerdos, pensamientos etc. Tantas cosas son, las que hacen de Madrid una ciudad única.

Fernando Álvarez.

Relato corto (COLABORACIÓN)

Se abrió la puerta y apareció un señor bajito y regordete. Mediría apenas un metro y medio y la barriga colgaba hermosa por encima del cinturón. Llevaba un maletín en la mano y una gabardina que le llegaba hasta los tobillos. Se acercó a la mesa y dijo:
-Buenas noches, ¿es usted el señor Kevin Smith, nacido el 13 de octubre de 1974?
-Ssssssí.
-Bien, aquí tiene. Firme con sangre en el recuadro de abajo.
-….
-Y bien, ¿a qué espera...?, dijo el misterioso hombre de la gabardina.
- No sé, es la primera vez que vendo mi alma al diablo y… la verdad, me esperaba otra cosa.
-¿Ah Si? dijo con voz cansada mientras se situaba bien las gafas con el índice y lo miraba fijamente con sus ojos saltones.
-Pero vamos a ver, dijo el sr. Smith, ¿¡es usted de verdad el… Demonio, Satán, Belcebú, Lucifer, el gran Espíritu Maligno de todos los tiempos!!?

Nuestro pequeño hombre-barrilete se quitó la gabardina, puso la maleta encima de la mesa, la abrió y sacó unos cuernos de plástico que se instaló en la cabeza con una goma elástica por debajo de la barbilla que hacía más ostensible su papada. Se subió al taburete y dijo, mirando al techo: ¿Qué tal ahora?
-No se lo tome a mal –dijo el sr. Smith-, pero la verdad es que no acaba de imponer mucho (hay que decir que parecía el hombre-bala de un circo americano antes de salir volando por los aires. Sólo faltaba que se hubiera dejado la bragueta abierta…)
-Mire, dijo el pequeño diablo, yo tengo muchas almas a las que visitar, así que ¿quiere o no quiere?
Después de unos segundos de silencio, el Sr. Smith dijo:
-Está bien, está bien… ¿Dónde era la firma?
Al momento una luz perversa se iluminó en las pupilas del hombre-bala y con un movimiento rápido le pinchó el dedo pulgar y extrajo la gota que sellaba un pacto eterno y tenebroso. De repente, la cara del sr. Smith se transformó en una terrible mueca. El pequeño hombre bajo y gordinflón se había transformado en un ser horrendo y abominable. Sus ojos parecían los de una serpiente y sus dedos se habían transformado en poderosas garras.
Mientras se iba, el demonio le dijo con voz grave y burlona: Sr. Smith, Sr. Smith… es una pena que mientras decía todos los apelativos que la historia me ha conferido (Satán, Lucifer, Belcebú…), se olvidara de uno muy importante: “Padre de la mentira...”. Buenas y largas noches Sr. Smith…
Wilson

Homenaje

Se cumplen 100 años del nacimiento de este poeta alicantino. Desde Atalaya queremos homenajearle publicando su famosa elegía; probablemente uno de los mejores poemas que se han escrito en castellano.





Elegía a Ramón Sijé - Miguel Hernández

(En Orihuela, su pueblo y el mío,
se me ha muerto como el rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería).


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolasy órganos
mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(El rayo que no cesa)

Ropa colgando

Sería fácil copiar la entrada que hice en mi blog calamarte, pero intentaré comentar algo distinto. Este cuadro abunda en la temática urban; los edificios, que tanto me gustan y para más inri este cuadro está pintado sobre un antiguo plano de la ciudad de valencia. (sí, ese que estaba en la secretaría de Collvert frente al teléfono... ese que ya no está).
Sus medidad aproximadas 120x80.
Y qué decir de las omnipresentes antenas y ojo al detalle ¡la ropa colgando!, ¡oh novedad!
Tengo que reconocer que a este cuadro le he dedicado más tiempo del habitual, incluso he esperado a que secaran las distintas capas. Lo empecé un lunes de pascua, continué el viernes y lo terminé al sábado siguiente.
De este cuadro destacaría tres zonas: el cielo, más o menos impresionista; las casas, como bloques de lacasitos, y la montañita con árboles.
El cuadro, como todo, se va haciendo y las inspiraciones salen sobre la marcha e incluso puede que las descubras a posteriori... es el caso de este cuadro en el que descubrí la inspiración de un tal Sally Colman, un pintor Inglés no demasiado conocido..., hay un eco lejano, un no se que, que creo yo sólo puedo ver.
Estaría bien que algún otro colaborador de este blog añadiera sus obras pictóricas. Un poco de variedad de estilos siempre enriquece. Un saludo.

Una partida de ajedrez.

Al fin lo he decidido. Me ha costado meses. Años. Ahora dejo escritas estas palabras como prueba del paso que he dado.
La vida tiene eso. Tomamos muchas veces decisiones importantes sin demasiado apuro, pero otras…

Una partida de ajedrez, eso parece la vida…

Sufrimiento ante la inseguridad de no saber. Cálculos, esperanzas para lograr una jugada maestra que atenace al enemigo, lo acorrale…. Y poder decir tras el movimiento, sudorosas las manos, la respiración contenida…” ¡Jaque mate; eres mío! “
Ahora sí, hermano, la partida es mía, no hay escapatoria posible, todas las casillas están cubiertas, ¡HE VENCIDO!

…Al fin lo he decidido. Hoy, 29 de octubre de 2009, decido abiertamente ejecutar mi jugada final, y en ella he de ganar a la vida lo que la vida me ha negado tantas veces. El triunfo.

Ya he empezado yo a conocerla… En el fondo es poco original… -La vida, digo-.
Que se prepare. El mundo. Que se prepare.
Juan Pablo García.

El teclado

Me pidió ayer Japo que estrenase el apartado de Reflexiones de Atalaya cultural, y tras sentarme delante del teclado, todas las reflexiones que en mí suelen habitar a lo largo del día huyeron de mi mente, esperando a que me alejara del teclado para volver, pero como cada vez que me siento delante del teclado se repite este extraño fenómeno, he deducido que el teclado es un repelente de reflexiones (alguien debería investigar sobre esto), y por tanto he decidido reflexionar sobre lo único que no huye de mí cuando estoy en frente del teclado… efectivamente, ¡el teclado mismo!.
El teclado es uno de los más grandes inventos del hombre desde el bolígrafo de diez colores, y lo más curioso de todo no es el teclado en sí, sino su elaborada estructura, pues fuese quien fuese quien la elaboró, pensó que su usuario lo usaría más para ganar,sumar y añadir, pues a la derecha de todo el teclado se encuentra un + del tamaño del “Enter”, mientras que el menos que se encuentra justo encima es una cosa diminuta y esmirriada -como pensado para un negocio que no pierde dinero- ,está ahí “por si acaso”. Si realmente uno se pone a mirar el teclado, se da cuenta de que no lo conoce tanto como creía, y si no lo crees así, dime: ¿para que sirve el “F11″?, ¿que metamorfosis sufrirá tu ordenador cuando pulses una de las ventanas del windows que se sitúan a izquierda y dereha de la barra espaciadora?… muchas son las preguntas que uno puede hacerse cuando observa el teclado, ¿por que hay números encima de las letras y otros a la derecha del teclado (junto al gigantesco +)?. ¿para ahorrar tiempo? ,¿pero has cronometrado lo que tardas en pulsar el primer y el último número de las zonas númericas?…, pues no vale la pena invertir millones de euros en repetir los mismos números a un lado y a otro. por supuesto, si no sabes para que sirven las teclas que tienes, no intentes nunca cruzar más allá de la línea de las teclas “F” (F1, F2, …) más arriba se encuentran las teclas que nadie ha utilizado nunca, y que están ahí puestas para que, como el espacio, el teclado sea algo siempre inabarcable e incognoscible, a la sombra de nuestro entendimiento, y si no sabes para que sirven los botones del “finis terrae” del teclado, nunca se te ocurra tocar los botones que hay debajo del teclado… (cuando lo mires entenderás porque lo digo).
Mario Gil.

Creación artes plásticas

Amapola









Lugar: Carlet.
Fecha: 1 de mayo de 2007
Descripción: Esta foto la tomé durante una excursión con Salva Vanaclocha, Nacho Vilanova y la Lola en la sierra de Carlet.

Juan Pablo

Música

Summer 78 (instrumental)
Yann Tiersen
Good Bye Lenin!

Para viajar muy lejos.

Esta canción me despierta cada mañana... Es una buena manera de empezar el día.
Juan Pablo García.

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Como aprender a cantar.

Microrrelato

Microrelato ganador de la 1ª velada literaria de Collvert 2009.

Lo he tenido que hacer. No hay lugar a dudas. Cualquier científico de poca monta puede explicar empíricamente que a toda acción le sigue una reacción en cadena imparable. Nada hubiera ocurrido sin un motor que pusiera en marcha la máquina. Si no hay empuje no hay movimiento. Pero ahí está la cosa, que una vez accionado ya no se puede detener.
De niño me enseñaron que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.
Pues bien, he ahí la transformación de una energía que yo no he creado y, sin embargo, alguien me ha aplicado. ¿Qué podía hacer yo contra las leyes de la naturaleza? No soy más que una víctima del cientificismo que nos rodea.

Me miran. En sus ojos puedo leer muchas cosas... Miedo. Sobre todo miedo y algo parecido a una carcajada. Solo una. Tal vez rota y metálica como el sonido de una campana vieja.

Lo he tenido que hacer, todos lo saben. En un vaso caben muchas gotas, pero no infinitas. Por muy pequeñas que sean siempre hay una, eso es indudable, que es la última. Y la siguiente ya no. La siguiente hace derramarse el agua. ¡Pero si sólo es una gota!¡Una gota minúscula...! Sí, es cierto, pero no es la última. La última era justo la anterior.

No entiendo por tanto esas caras.
Le advertí que no lo hiciera. Se lo advertí varias veces. No me contenté con una, no. Lo dije dos, tres veces..., bien alto para que todos se enteraran. Pero no. Él lo hizo. ¡Vaya si lo hizo!
Y ahí está ahora.
En el suelo.
El cuerpo.
Sin vida ya.
De Antonio.
La sangre es de lo más escandalosa. Habrá que limpiarla cuanto antes.

Creo que la próxima vez que ponga un examen no harán preguntas estúpidas.
Japo.

Microrrelato

Microrelato ganador de la 2º velada literaria de Collvert 2010.

La batalla campal.

Arrancaba la mañana anaranjada. Japalán marchaba a la barraca a trabajar. Ana andaba cansada a la par, mas paraban para lanzar manzanas a las cabras blancas manchadas. Lanzaban la carga a las patas. Las cabras balaban mansas, mas pastaban tras la lanzada. Nada pasaba. A más ganas, Japalán más dañaba, hasta alpargatas lanzaba. Ana pasaba a las naranjas.

A las xaldas arrancaban las caras al clavar las armas.

Las cabras saltaban para matar a Japalán, mas la alambrada las paraba, atrapadas, balaban hasta gastar las gargantas. Tras cavar, la valla acababa arrasada, ¡”vaya cagada”! aclama Japalán. Ana salta a la rama más alta para acabar sana, mas a Japalán alcanzan las cabras la panza. Tras ganar la batalla campal las cabras, Ana bajaba para amparar a Japalán, tras la parada, van a la barraca a trabajar.
Mario Gil.

Creación artes plásticas

Vaca-mula brincando

Bueno... voy a comentar esta vaca-mula:
La vaca-mula es un animal insólito que abunda en las praderas del norte. La vaca-mula está contenta ante tanta hierba y claro, brinca.
Os recomiendo vivamente la lectua de "Memorias de una vaca", de Bernardo Atxaga, un libro que te marcará un antes y un después.
Un secreto: respecto al cuadro que tenemos entre los ojos, comentaros que lo tomé prestado de otro autor, un expresionista, pero al que yo le inspiré su propio espíritu. Otra expresión.
El cuadro original se llama, la vaca amarilla y este, Vaca-mula brincando, Lo pinté hará unos meses, en un arrebato de optimismo inspirador, con soltura, sin miedo, como se tienen que hacer las cosas. Hasta la próxima.
Pablo Romero

Análisis

Eutanasia

Una de dos; o nos estamos convirtiendo en piedras, o cada vez entendemos menos del amor humano.
El otro día oí que, en un concurso que imitaba el Parlamento europeo, jóvenes de 16 y 17 años discutían y proponían leyes acerca de la eutanasia voluntaria. El escalofriante dato de la aplastante votación a favor de la muerte me dejó patidifuso.
Bajo el últimamente todopoderoso grito de ¡libertad!, y llenos de una curiosa “humanidad”, nuestros jóvenes intelectuales sentenciaron a muerte, (una muerte digna, eso sí, con música clásica de fondo, para que no se diga), a los pobre infelices que, viendo apagarse la vitalidad de otros tiempos y rotos por el dolor, no se les ocurre otra cosa que pedir el finiquito para abandonar este mundo “de mierda”, (así lo suelen apellidar, sin perdón).
No sé…, quizá podemos plantearnos, como decía un médico que de estas cosas entiende bastante, que cuando un moribundo pide que le manden al otro barrio, en realidad lo que está pidiendo es que le quieran.
Quizá podemos pensar que no se equivocaba Gabriel Marcel cuando escribía aquello de que “Amar a una persona es decirle: tú no morirás”.[1]
¿Y si en lugar de pensar la manera de facilitarles el pasaporte nos propusiéramos de verdad el modo de conseguir que vuelvan a querer vivir?
No me creo que una persona que se sabe querida quiera morirse: “Sí, ya sé que me queréis un montón… yo también os quiero una barbaridad… pero os jodéis, me muero.”
Hay gran diferencia en decirle a una persona “¡Qué maravilla que seas así!”(así de inteligente, de disfrutable, de capaz o de hábil), que decirle “¡Qué maravilloso es que tú existas, que estés sobre el mundo!”[2]
Da risa pensar en alguien que le dice a un moribundo: “te amo con locura; apruebo que tú existas y lo encuentro maravilloso…, por eso voy a desconectarte y aliviarte de este dolor… ¡PARA SIEMPRE!”
Sinceramente,- y lleno de comprensión hacia los que agotan sus días en las camas de los hospitales- pienso que sería un fracaso personal que mi mejor amigo quisiera morirse… ¡al muy cabrón lo estrangulaba!
Japo

[1] Géminis des sins (Misterio del ser), Viena, 1952, pag 472
[2] Cfr. Josef Pieper. El amor. Rialp. Madrid, 1972. pag 50