El sida es una enfermedad, un sentimiento de culpa, una disculpa para discriminar, una forma de vida, un momento de reflexión, y una oportunidad para que la medicina supere sus limitaciones y encuentre su cura.
Se dice que el sida proviene de los animales quienes infectados propagaron la enfermedad a los humanos como venganza por haber abusado de ellos. También que el sida es un castigo por la existencia del homosexualismo.
La verdad es que el sida es un problema físico en donde se reducen las defensas y a consecuencia de ello, la persona queda propensa a contagiarse y adquirir cualquier tipo de virus o bacterias de su entorno, con la gravedad de que no puede defenderse la persona por sí misma con sus anticuerpos naturales y le puede llevar a la muerte.
Pero lo más grave del sida no es su destino final de la muerte física, sino la muerte en vida que padece la persona, producto del rechazo de su entorno, quienes en forma despiadada lo aíslan sin compasión como si se tratara de alguien que ya no merece estar presente y hacer parte de la sociedad.
El sida requiere que la gente se informe y se capacite, para identificar los reales peligros del contagio, y hasta donde se puede convivir sin peligro. El sida necesita que en la gente nazca la compasión para entender al otro, aceptar su condición, y no aislarlo más de lo que de por sí ya se encuentra.
El sida es una enfermedad que necesita de su tratamiento oportuno, es un sentimiento de culpa por no haberse protegido lo suficiente para evitar su contagio, una disculpa para discriminar a quien lo padece porque no se entiende que existen diferentes tendencias sexuales, una forma de vida porque el paciente con sida debe realizar cuidados especiales y recibir tratamientos de medicina y psicológicos específicos, y el sida es un momento de reflexión para que el ser humano entienda que es mortal y que necesita seguir creciendo y desarrollándose como ser humano.
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