Falsas imágenes de Dios que son comunes
Ninguna de las imágenes de Dios es totalmente verdadera, porque Dios está mucho más allá de la capacidad intelectual y de nuestro corazón.
Muchas imágenes que tenemos de Dios hacen de Dios lo que Él no es. Son imágenes peligrosas porque nos alejan del Dios verdadero y desconciertan nuestro corazón. Por lo tanto,
Dios como problema intelectual
Mucha gente, que asume como personales las cuestiones filosóficas, como probar que Dios existe, buscar explicaciones sobre Él, escudriñan sobre cómo dominar el conocimiento sobre Él, como si fuese un objeto de investigación y van creando “su” imagen en confusión y desorden sobre un dios que no es posible definirlo intelectualmente. Entonces surge el “Dios es un misterio”.
En verdad a Dios hay que encontrarlo primero en el corazón y luego en la mente, para entender quien es y como es.
El Dios que da regalos.
Cuando creemos que Dios es la imagen de quien da regalos, que está asequible cuando todo va bien, y nos desilusiona si las cosas comienzan a fallar, entonces me alejo de Él, como cuando un niño quiere el juguete y su papá se lo niega.
Esta es la imagen de Dios que hemos heredado muchos por tradición familiar. Los regalos que trae el “niño Dios”. Y ya en la vida adulta creemos que la relación con Dios se basa en que nos dé lo que pidamos.
Un Dios bombero
Otra de las imágenes de Dios muy arraigadas es la del dios siempre listo a “apagar incendios”, el solucionador de todos mis problemas (y si los pudiera evitar mejor todavía).
Es la imagen de Dios que sólo recordamos para conseguir su ayuda en situaciones de emergencia, en caso de pruebas, problemas, enfermedades, accidentes, conflictos, ansiedades… y por supuesto queremos que Él responda siempre y de inmediato. Pues él si tiene ese poder, pero su imagen va mas allá.
El dios del miedo: juez, policía, controlador
Hay en este mundo infinidad de personas a quienes les ha inyectado desde niños la imagen errada de un dios castigador, de miedo, a quien hay que tenerle pavor.
Esta una imagen de Dios es una proyección de un súper yo o de un espíritu mezquino: un Dios policía que vigila nuestras faltas y como controlador mantiene una ficha de cada uno. Es un Dios adversario del que es mejor cuidarse. En los sufrimientos se calla: son “castigos de Dios”.
Imaginamos a Dios como un juez implacable, cuando en verdad somos nosotros mismos nuestros propios jueces intransigentes. Este concepto de Dios, no permite tener una amistad con Él.
Dios como un capataz implacable
Esta imagen corresponde al dios que exige siempre más. Nunca va estar satisfecho con lo que nosotros hagamos. Lo que nos resulte fácil a Él no le va gustar. Es un Dios que quiere siempre lo que a mí me es más difícil. Es implacable con las aptitudes que yo tengo porque él nos las ha dado y ante Él tenemos que rendir al máximo.
Un dios sin cuerpo ni espíritu
Cuando creamos imágenes de Dios volátiles, sin cuerpo, pensando que es puro espíritu, olvidamos que Dios se encarnó en Jesucristo. Entonces la imagen es que Dios sólo se puede relacionar con aquello que es puro, espiritual, luminoso y claro, en un ambiente inmaculado y todo blanco.
Para este Dios todo el resto es una confusión, donde Él no se puede estar. Es un Dios ascético que no puede entrar en las cosas “mundanas” y corporales y Termina por ser un Dios que no se identifica con aquel que sufre, que no conoce nuestra realidad de pecado, nuestro lado débil.
Este no es un dios real, es un falso criterio salido de enseñanzas llenas de fanatismo y de falsas interpretaciones.
Por otro lado, la idea de un Dios sin espíritu, es el que se encarna sólo en una institución y en la norma. De hecho, no llega hacerse carne, pero sí regula, prescribe, es puro deber, sin alma o espíritu, sin carisma, sin libertad. Ante un Dios así no se puede bailar y mucho menos reír. Estas falsas imágenes de Dios, ciegan el entendimiento trascendente y no nos dejan conocer al verdadero Dios, que es amor, bondad y perdón.
El Dios de Jesús es la verdadera imagen.
A pesar de todas las imágenes de Dios que históricamente hemos concebido, siempre ha estado implícita la verdadera imagen de Dios hecho hombre. Jesús es esa imagen real y tangible que vino a mostrarnos y entregarnos al Dios que nos ama y quiere vernos felices siempre.
Es el Dios de la alegre compasión, el que come con pecadores y publicanos; el Dios del amor incondicional, que nos quiere por lo que somos.
Es el Dios del Reino, de un proyecto histórico para la humanidad. Proyecto de paz, justicia, solidaridad.
Para poder conocer al Dios de Jesús hay que “experimentarlo”, y no basta con tener imágenes de Dios o ideas y saberes sobre Él
Es el Dios de la libertad y de la confianza); es un Dios que pone por encima de una ley mal entendida al amor y a la misericordia.
Un Dios encarnado, que escoge y se sirve para su obra de lo pobre, débil y pequeño.
Por último, es el Dios de la esperanza, que nos da la capacidad, aún en medio de nuestras dificultades, para creer y esperar.
Cada cual, tiene el derecho de creer y de asumir las imágenes de Dios según su criterio. Todos estamos buscando siempre la vedad. Esa que nos de la paz y la seguridad que necesitamos. Lo importante es entender que las cosas, cuando son de Dios dan paz y traen armonía y salvación eterna y eso es lo que requerimos como seres humanos. ¡Busquemos la verdad!
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