Se ha dicho que la música tiene efectos benéficos para el desarrollo cognoscitivo de los niños. ¿Cuales son los reales efectos que esta tiene sobre mente y cuerpo? Si es cierto que Mozart puede hacernos más inteligentes, como sucede esto?
Un grupo de científicos de la universidad de California, encabezados por el doctor Francis Rauscher, comenzaron a hacer análisis en el cerebro de los bebés en distintos estados determinados. Los estímulos asociados a la voz materna, el tacto y muchas otras variables, demostraron que para las asociaciones neuronales y la sinapsis, es necesario que haya un estímulo constante para las neuronas, pues de lo contrario estas tienden a atrofiarse y morir. En el desarrollo cerebral las primeras experiencias son cruciales, puesto que son las que definen como será la configuración neurológica del niño durante su posterior crecimiento.
El grupo de científicos, tomaron un grupo de 84 estudiantes universitarios y les hicieron escuchar diariamente durante 10 minutos, sonatas para piano de Mozart. Al terminar la prueba, la capacidad de razonamiento así como la habilidad para hacer asociaciones espacio-temporales se vieron notablemente mejoradas. Estas habilidades son importantes para profesionales en disciplinas como arquitectura, ingeniería en las que las referencias espaciales y lógicas son destrezas fundamentales.
Sin embargo, este estado de mejora excepcional en las habilidades cognitivas fue pasajero, pues luego de una hora el efecto decreció. En opinión de los científicos, en apariencia, la música prepara al cerebro optimizándolo para los razonamientos espacio-temporales.
Años más tarde, el equipo llevó a cabo otro experimento, esta vez con alumnos escolares en California. A los 78 elegidos, se los dividió en cuatro grupos. A los primeros, se les dieron clases de piano una semanalmente de 15 minutos en promedio; el segundo, clases de canto por treinta minutos durante cinco días; el tercer grupo fue entrenado en clases de computación; el cuarto, no tuvo ninguna clase de entrenamiento. Los escolares fueron evaluados en pruebas justo antes de tomar las lecciones, y luego, tras ocho meses.
Los estudiantes que recibieron clases de piano, mejoraron su rendimiento en un 34%. Las pruebas demostraron que el efecto del aprendizaje musical, duraba incluso hasta el otro día, suficiente para que se crearan conexiones sinápticas por largos periodos de tiempo.
"Creemos que la música estabiliza las conexiones necesarias para este tipo específico de habilidad espacio-temporal", afirma el doctor Rauscher.
Un grupo de científicos de la universidad de California, encabezados por el doctor Francis Rauscher, comenzaron a hacer análisis en el cerebro de los bebés en distintos estados determinados. Los estímulos asociados a la voz materna, el tacto y muchas otras variables, demostraron que para las asociaciones neuronales y la sinapsis, es necesario que haya un estímulo constante para las neuronas, pues de lo contrario estas tienden a atrofiarse y morir. En el desarrollo cerebral las primeras experiencias son cruciales, puesto que son las que definen como será la configuración neurológica del niño durante su posterior crecimiento.
El grupo de científicos, tomaron un grupo de 84 estudiantes universitarios y les hicieron escuchar diariamente durante 10 minutos, sonatas para piano de Mozart. Al terminar la prueba, la capacidad de razonamiento así como la habilidad para hacer asociaciones espacio-temporales se vieron notablemente mejoradas. Estas habilidades son importantes para profesionales en disciplinas como arquitectura, ingeniería en las que las referencias espaciales y lógicas son destrezas fundamentales.
Sin embargo, este estado de mejora excepcional en las habilidades cognitivas fue pasajero, pues luego de una hora el efecto decreció. En opinión de los científicos, en apariencia, la música prepara al cerebro optimizándolo para los razonamientos espacio-temporales.
Años más tarde, el equipo llevó a cabo otro experimento, esta vez con alumnos escolares en California. A los 78 elegidos, se los dividió en cuatro grupos. A los primeros, se les dieron clases de piano una semanalmente de 15 minutos en promedio; el segundo, clases de canto por treinta minutos durante cinco días; el tercer grupo fue entrenado en clases de computación; el cuarto, no tuvo ninguna clase de entrenamiento. Los escolares fueron evaluados en pruebas justo antes de tomar las lecciones, y luego, tras ocho meses.
Los estudiantes que recibieron clases de piano, mejoraron su rendimiento en un 34%. Las pruebas demostraron que el efecto del aprendizaje musical, duraba incluso hasta el otro día, suficiente para que se crearan conexiones sinápticas por largos periodos de tiempo.
"Creemos que la música estabiliza las conexiones necesarias para este tipo específico de habilidad espacio-temporal", afirma el doctor Rauscher.
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