El bicentenario es un festejo merecido a aquellas cosas o eventos que han perdurado en el tiempo para cumplir doscientos años.
El bicentenario hace referencia a los doscientos años, que se celebran por tratarse de un tiempo largo e importante para el ser humano, que por lo general vive menos de cien años. De tal forma que en el bicentenario han pasado varias generaciones, lo cual es digno de celebrar, ya que con seguridad los cambios han sido substanciales.
Un bicentenario puede relacionarse con una fecha patria, la conmemoración de un evento importante, el aniversario de existencia de un plantel educativo o de una empresa. Es decir que cualquier evento que haya cumplido doscientos años, puede festejarse como bicentenario, hacerle los honores y propiciar momentos alegres de entretenimiento.
Todas las ciudades han celebrado en algún momento de su existencia el bicentenario de su fundación, de su libertad, de su salida al público y reconocimiento como imagen e identidad propia. Desafortunadamente las personas no pueden celebrar los bicentenarios porque fácilmente duplicarían el promedio de vida de ellas, pero si se podría hacer con las familias que por varias generaciones se han procreado y crecido desde que cuentan con memoria, incluyendo a padres, abuelos y bisabuelos.
El bicentenario es un momento propicio para celebrar, recordar, ser felices y como se dice coloquialmente, echar la casa por la ventana.
El bicentenario hace referencia a los doscientos años, que se celebran por tratarse de un tiempo largo e importante para el ser humano, que por lo general vive menos de cien años. De tal forma que en el bicentenario han pasado varias generaciones, lo cual es digno de celebrar, ya que con seguridad los cambios han sido substanciales.
Un bicentenario puede relacionarse con una fecha patria, la conmemoración de un evento importante, el aniversario de existencia de un plantel educativo o de una empresa. Es decir que cualquier evento que haya cumplido doscientos años, puede festejarse como bicentenario, hacerle los honores y propiciar momentos alegres de entretenimiento.
Todas las ciudades han celebrado en algún momento de su existencia el bicentenario de su fundación, de su libertad, de su salida al público y reconocimiento como imagen e identidad propia. Desafortunadamente las personas no pueden celebrar los bicentenarios porque fácilmente duplicarían el promedio de vida de ellas, pero si se podría hacer con las familias que por varias generaciones se han procreado y crecido desde que cuentan con memoria, incluyendo a padres, abuelos y bisabuelos.
El bicentenario es un momento propicio para celebrar, recordar, ser felices y como se dice coloquialmente, echar la casa por la ventana.
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