Para el hombre, la religión constituye un componente esencial dentro de las múltiples manifestaciones de sus culturas. Antropológicamente, la religión constituye un fenómeno idiosincrático que tiene un sentido espiritual, simbólico y moral para cada caso particular. Todos los pueblos han tenido arraigado en su evolución, un concepto de tradición espiritual, propia o ajena, que le otorga identidad y memoria histórica. Los orígenes del concepto como tal, son difusos, pero puede afirmarse que ya el hombre primitivo tuvo su primera noción de religión, basándose en la observación de la naturaleza. Los fenómenos naturales significaban para aquellos primeros humanos, algo extraordinario ya que ―igual que sucede hoy en día, con los asuntos que lindan con la razón― al desconocer sus principios, eran interpretados como manifestaciones metafísicas. Los académicos han deducido la existencia de rituales preanimistas y naturalistas, ya en la edad de piedra. Los cultos animistas fueron evolucionando lentamente hasta refinarse y convertirse en religión.
Desde el rito primitivo de ofrendar una pieza de caza a los dioses en un rústico altar de piedra hasta los pilares erigidos en túmulo para hacer conmemoración de los muertos, son evidencias de la necesidad espiritual del hombre.
Partiendo de que la religión es un grupo de ritos y simbologías, su real mayoría de edad, puede decirse, comienza en el momento en que el hombre la refina como un grupo de normas morales y sociales. La narración oral, tuvo como sentido primordial la transmisión de la sabiduría ancestral de generación en generación. El registro escrito le otorga mayoría de edad a los ritos primitivos. Con un grupo determinado de reglas, normas morales y leyes, esos rituales elementales, se hicieron religiones.
Los cultos organizados más antiguos de los que se tiene memoria pueden ser hallados en la llamada media luna fértil. Los babilonios, caldeos, así como los hindúes, chinos y los pueblos semitas, son los cultos más antiguos conocidos. Sin embargo, las que perduran hasta hoy como tales son las llamadas religiones monoteístas: Judaísmo, Islamismo y Cristianismo. Esta última se considera la religión con mayor cantidad de seguidores en el mundo con unos 2.200 millones de seguidores. El mahometismo, le sigue con unos 2.000 millones y el judaísmo con unos 12.000 millones de practicantes en el mundo.
En el mundo contemporáneo la religión tiene un importante componente en su influencia política. Muchas teocracias, por ejemplo, detentan un poder que va más allá de lo eminentemente espiritual.
Desde el rito primitivo de ofrendar una pieza de caza a los dioses en un rústico altar de piedra hasta los pilares erigidos en túmulo para hacer conmemoración de los muertos, son evidencias de la necesidad espiritual del hombre.
Partiendo de que la religión es un grupo de ritos y simbologías, su real mayoría de edad, puede decirse, comienza en el momento en que el hombre la refina como un grupo de normas morales y sociales. La narración oral, tuvo como sentido primordial la transmisión de la sabiduría ancestral de generación en generación. El registro escrito le otorga mayoría de edad a los ritos primitivos. Con un grupo determinado de reglas, normas morales y leyes, esos rituales elementales, se hicieron religiones.
Los cultos organizados más antiguos de los que se tiene memoria pueden ser hallados en la llamada media luna fértil. Los babilonios, caldeos, así como los hindúes, chinos y los pueblos semitas, son los cultos más antiguos conocidos. Sin embargo, las que perduran hasta hoy como tales son las llamadas religiones monoteístas: Judaísmo, Islamismo y Cristianismo. Esta última se considera la religión con mayor cantidad de seguidores en el mundo con unos 2.200 millones de seguidores. El mahometismo, le sigue con unos 2.000 millones y el judaísmo con unos 12.000 millones de practicantes en el mundo.
En el mundo contemporáneo la religión tiene un importante componente en su influencia política. Muchas teocracias, por ejemplo, detentan un poder que va más allá de lo eminentemente espiritual.
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