(742 – 814)
Nieto de Carlos Martel, emperador de los francos que repeliera los ataques de los moros en la celebre batalla de Poitiers; uno de sus hijos Pipino, apodado el Breve, quien se tiene como fundador la dinastía carolingia. Carlos y Carlomán, herederos al trono, se verán enfrentados por el poder. En un favorable giro del destino, el poder le sonreirá a Carlos cuando su enemigo y hermano, Carlomán muere. Una vez al mando, combate a los lombardos para proteger el poder del papa Adriano IV. Vencido este tras un par de años de combates, ostenta la corona de hierro como rey de los longobardos.
La campaña en España contra los moros, lo lleva a darles combate hasta llevarles más allá del Ebro; en la cruenta batalla de Roncesvalles contra los vascos, su sobrino Rolando (en cuyo honor se compondrá el célebre poema), muere. Al norte del reino Franco, Carlomagno hace retroceder a los sajones, restableciendo así el imperio romano de Occidente. El papa León III, le corona como emperador en el año 800. En vista de la vastedad de su imperio, el nuevo emperador delegará una serie de nobles y caballeros para administrar las provincias, como ejemplo: los condes para condados y duques para los ducados.
Durante su gobierno, Carlomagno promovió la construcción de catedrales y creo centros culturales para cristianizar a los pueblos sometidos, en forma semejante a como Alejandro Magno hiciera con otros “helenizándolos”. Por esta razón algunos historiadores han dado el nombre de “renacimiento carolingio” a este periodo histórico. A su muerte, Ludovico Pio, su hijo, asume el poder del imperio, aunque no lo expandió. Los sucesores, no fueron capaces de sostener la grandeza del imperio fundado por Carlomagno, por lo que se vieron en disputa nuevamente las antiguas provincias, desmembrándose así uno de los grandes imperios de la Edad Media.
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