De la misma manera como la inversión en forex se te facilita, los peligros también aumentan. Porque los vivos se encuentran por todas partes. Por ello debes asegurarte que si utilizas un intermediario o dealer para que te maneje tu dinero, sea de tu totalidad confianza y goce de la credibilidad en el medio, que se encuentre autorizado para funcionar, que tenga los suficientes clientes para que avalen su existencia, y que te garanticen un adecuado y profesional uso de tus recursos financieros.
Otro cuidado que debes tener en forex es no invertir por encima de tus reales posibilidades, porque te ofrecerán fuentes de financiación, que con la misma tarjeta de crédito puedes invertir, que te pueden apalancar hasta 10 veces lo que invertiste, para darte mayor rentabilidad si ganas, pero a la vez mayores pérdidas si no lo haces. Debes ser consciente de tu real capacidad para invertir.
Otro peligro del que te debes cuidar es de las emociones, que te pueden guiar por caminos equivocados, te pueden hacer tomar acciones apresuradas, como la de vender o comprar antes de tiempo, o invertir con apetito de ganador en portafolios que no están totalmente probados y mucho menos garantizados. Es mejor la racionalidad para invertir.
Cuídate de la pereza de no tener disciplina para revisar los resultados en forma periódica, de delegar toda la decisión en el intermediario, y no asumir un protagonismo que te mereces. Porque al fin y al cabo, tu eres el inversionista y dueño de tu destino.
Otro cuidado que debes tener en forex es no invertir por encima de tus reales posibilidades, porque te ofrecerán fuentes de financiación, que con la misma tarjeta de crédito puedes invertir, que te pueden apalancar hasta 10 veces lo que invertiste, para darte mayor rentabilidad si ganas, pero a la vez mayores pérdidas si no lo haces. Debes ser consciente de tu real capacidad para invertir.
Otro peligro del que te debes cuidar es de las emociones, que te pueden guiar por caminos equivocados, te pueden hacer tomar acciones apresuradas, como la de vender o comprar antes de tiempo, o invertir con apetito de ganador en portafolios que no están totalmente probados y mucho menos garantizados. Es mejor la racionalidad para invertir.
Cuídate de la pereza de no tener disciplina para revisar los resultados en forma periódica, de delegar toda la decisión en el intermediario, y no asumir un protagonismo que te mereces. Porque al fin y al cabo, tu eres el inversionista y dueño de tu destino.
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