Ocurre con bastante frecuencia que nos encontramos en el mismo lugar, sea en el colegio, practicando un deporte, en el trabajo, o en el vecindario, con personas que tienen el mismo nombre nuestro. Para las mujeres es muy común María y para los hombres es muy corriente encontrar a Juan. Estos nombres como podrás recordar, se originan en los pasajes bíblicos y en la época posterior al nacimiento de Cristo.
Así como María y Juan, existe otra cantidad de nombres que por coincidencia se repiten con mayor frecuencia, lo cual aumenta la probabilidad de que te encuentres con otra persona la cual posea el mismo nombre tuyo. Lo importante es encontrar una forma para poder diferenciarnos, evitar confusiones, no perder nuestra propia identidad, y que cuando llamen o griten un nombre no salgamos corriendo todos los que nos llamamos de la misma manera, con las correspondientes confusiones del caso.
Las estrategias para diferenciar las personas que coinciden con el mismo nombre son variadas, desde preferir identificarlos por el apellido, pasando por utilizar algún apodo, o adicionarle al nombre una segunda parte. Por ejemplo en lugar de María, María José o María Fernanda, y en lugar de Juan, Juan Antonio o Juan Manuel, por mencionar algunas formas de añadirle personalidad e identidad.
Pero te preguntarás, que pasa si amabas personas se llaman Juan Manuel o María Fernanda. En este caso la estrategia de diferenciación será la opuesta a la mencionada, ya que en lugar de adicionarle un sobre nombre, se podrá eliminar alguno. Para el caso de Juan Manuel, elegir Juan o Manuel, posiblemente el segundo por ser menos común. Para el caso de María Fernanda, correspondería elegir a María o a Fernanda, siendo el segundo más apropiado.
Es común que a las personas se les asigne un apodo desde pequeños, en algunas oportunidades relacionadas con el nombre y otras veces simplemente por capricho o debido a alguna anécdota relacionada. Respecto a los apodos, a Juan se le podría decir Juancho, a Fernanda se le podría denominar Fer y si es Fernando el de Fercho. Así podríamos seguir con cada uno de los nombres y los respectivos apodos que se suelen utilizar para añadirle cariño y afecto, diferenciación e identidad.
Ya en este momento es la hora de que tú mismo analices tu nombre, revises si es muy común o se repite en el medio en que te desenvuelves, para encontrar la mejor manera de añadirle un pequeño pero poderoso diferenciador. Si tienes un nombre simple pensar en adicionarle otro, si por el contrario el nombre es compuesto buscar su simplicidad, verificar si existe algún apodo que te guste, y a comenzar a publicitar el cambio, porque como todo en la vida, no solo es importante hacer el cambio, sino lograr que se posicione en la mente de tus allegados y en el entorno.
Las estrategias para diferenciar las personas que coinciden con el mismo nombre son variadas, desde preferir identificarlos por el apellido, pasando por utilizar algún apodo, o adicionarle al nombre una segunda parte. Por ejemplo en lugar de María, María José o María Fernanda, y en lugar de Juan, Juan Antonio o Juan Manuel, por mencionar algunas formas de añadirle personalidad e identidad.
Pero te preguntarás, que pasa si amabas personas se llaman Juan Manuel o María Fernanda. En este caso la estrategia de diferenciación será la opuesta a la mencionada, ya que en lugar de adicionarle un sobre nombre, se podrá eliminar alguno. Para el caso de Juan Manuel, elegir Juan o Manuel, posiblemente el segundo por ser menos común. Para el caso de María Fernanda, correspondería elegir a María o a Fernanda, siendo el segundo más apropiado.
Es común que a las personas se les asigne un apodo desde pequeños, en algunas oportunidades relacionadas con el nombre y otras veces simplemente por capricho o debido a alguna anécdota relacionada. Respecto a los apodos, a Juan se le podría decir Juancho, a Fernanda se le podría denominar Fer y si es Fernando el de Fercho. Así podríamos seguir con cada uno de los nombres y los respectivos apodos que se suelen utilizar para añadirle cariño y afecto, diferenciación e identidad.
Ya en este momento es la hora de que tú mismo analices tu nombre, revises si es muy común o se repite en el medio en que te desenvuelves, para encontrar la mejor manera de añadirle un pequeño pero poderoso diferenciador. Si tienes un nombre simple pensar en adicionarle otro, si por el contrario el nombre es compuesto buscar su simplicidad, verificar si existe algún apodo que te guste, y a comenzar a publicitar el cambio, porque como todo en la vida, no solo es importante hacer el cambio, sino lograr que se posicione en la mente de tus allegados y en el entorno.
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