La batalla campal.
Arrancaba la mañana anaranjada. Japalán marchaba a la barraca a trabajar. Ana andaba cansada a la par, mas paraban para lanzar manzanas a las cabras blancas manchadas. Lanzaban la carga a las patas. Las cabras balaban mansas, mas pastaban tras la lanzada. Nada pasaba. A más ganas, Japalán más dañaba, hasta alpargatas lanzaba. Ana pasaba a las naranjas.
A las xaldas arrancaban las caras al clavar las armas.
Las cabras saltaban para matar a Japalán, mas la alambrada las paraba, atrapadas, balaban hasta gastar las gargantas. Tras cavar, la valla acababa arrasada, ¡”vaya cagada”! aclama Japalán. Ana salta a la rama más alta para acabar sana, mas a Japalán alcanzan las cabras la panza. Tras ganar la batalla campal las cabras, Ana bajaba para amparar a Japalán, tras la parada, van a la barraca a trabajar.
Mario Gil.
Comentarios
Publicar un comentario