Luis Sancho
Bueno, bueno, se acabó el verano, y hay que volver a la rutina. Una característica de esta rutina implica escribir en "Atalaya Cultural", así que...
Siguiendo con la lista de perlas que me llevaría a una isla desierta propuesta por nuestro querido amigo, me gustaría añadir un elemento musical más a esta lista. La escuché hace un tiempo, mientras íbamos a Torreciudad, (tierra mágica) a un pueblo cercano. Una época: los 80; un hombre: Mark Knopfler; un título: Brothers in Arms. La guitarra eléctrica distorsionada que introduce la canción con un solo que parece como que desafía a que alguien contradiga la letra de esta canción:
"A través de estos campos de destrucción,
y bautismos de fuego.
Yo he atestiguado vuestro sufrimiento
y el como la batalla fue más cruenta."
Y prosigue, el que posiblemente es el mejor guitarrista del planeta, con frases parecidas, en el que, cuando conoces la letra, te das cuenta de que es un canto contra la guerra. Y aún sin escuchar la letra parece lo que es. La voz cansada y tranquila de Mark Knopfler, con de fondo el órgano de Dire Straits, se conjuga con los solos melancólicos, entre tristes, cansados e indignados, como aleccionadores, que contribuyen en gran parte a recargar musicalmente la pieza y a proporcionarle énfasis al cantante. Pero, Mark Knopfler no se queda en la crítica, también avanza en la misma letra hacia la reflexión filosófica:
"Hay tantos mundos y tan diversos,
muchos soles todos diferentes,
y tan solo tenemos un mundo,
pero cada uno vivimos en uno diferente."
En general, ataca a la individualidad de las personas, al egoísmo de las mismas, que es probablemente la causa de tantas guerras. Recuerda a todo el mundo que somos hermanos, que cuando dos naciones hacen guerra (¿hay alguna en la historia que no la haya hecho?) lleva a miles de hermanos a luchar entre sí, a permanecer lejos de su tierra, a la que nombra en la primera estrofa de la canción (Escocia, para Knopfler).
Y termina, proclamando la propia muerte, aduciendo al destino de cada persona, tan ligado con lo eterno, y calificando alos que hacen la guerra:
"Ahora el sol se ha ido al infierno,
y la luna viaja ya demasiado alto,
dejenme despedirme;
cada hombre tiene que morir
que así está escrito en la luz de las estrellas
y en cada línea de la palma de vuestras manos.
Somos tontos por hacer la guerra,
contra nuestros hermanos en armas."
Finalmente, se despide la guitarra, eterna compañera de Dire Straits y de Knopfler, con un solo que, practicamente, resume la canción. Una pieza magistral, sin ningún lugar a dudas. Esta me la llevaba a una isla desierta de cabeza.
Bueno, bueno, se acabó el verano, y hay que volver a la rutina. Una característica de esta rutina implica escribir en "Atalaya Cultural", así que...
Siguiendo con la lista de perlas que me llevaría a una isla desierta propuesta por nuestro querido amigo, me gustaría añadir un elemento musical más a esta lista. La escuché hace un tiempo, mientras íbamos a Torreciudad, (tierra mágica) a un pueblo cercano. Una época: los 80; un hombre: Mark Knopfler; un título: Brothers in Arms. La guitarra eléctrica distorsionada que introduce la canción con un solo que parece como que desafía a que alguien contradiga la letra de esta canción:
"A través de estos campos de destrucción,
y bautismos de fuego.
Yo he atestiguado vuestro sufrimiento
y el como la batalla fue más cruenta."
Y prosigue, el que posiblemente es el mejor guitarrista del planeta, con frases parecidas, en el que, cuando conoces la letra, te das cuenta de que es un canto contra la guerra. Y aún sin escuchar la letra parece lo que es. La voz cansada y tranquila de Mark Knopfler, con de fondo el órgano de Dire Straits, se conjuga con los solos melancólicos, entre tristes, cansados e indignados, como aleccionadores, que contribuyen en gran parte a recargar musicalmente la pieza y a proporcionarle énfasis al cantante. Pero, Mark Knopfler no se queda en la crítica, también avanza en la misma letra hacia la reflexión filosófica:
"Hay tantos mundos y tan diversos,
muchos soles todos diferentes,
y tan solo tenemos un mundo,
pero cada uno vivimos en uno diferente."
En general, ataca a la individualidad de las personas, al egoísmo de las mismas, que es probablemente la causa de tantas guerras. Recuerda a todo el mundo que somos hermanos, que cuando dos naciones hacen guerra (¿hay alguna en la historia que no la haya hecho?) lleva a miles de hermanos a luchar entre sí, a permanecer lejos de su tierra, a la que nombra en la primera estrofa de la canción (Escocia, para Knopfler).
Y termina, proclamando la propia muerte, aduciendo al destino de cada persona, tan ligado con lo eterno, y calificando alos que hacen la guerra:
"Ahora el sol se ha ido al infierno,
y la luna viaja ya demasiado alto,
dejenme despedirme;
cada hombre tiene que morir
que así está escrito en la luz de las estrellas
y en cada línea de la palma de vuestras manos.
Somos tontos por hacer la guerra,
contra nuestros hermanos en armas."
Finalmente, se despide la guitarra, eterna compañera de Dire Straits y de Knopfler, con un solo que, practicamente, resume la canción. Una pieza magistral, sin ningún lugar a dudas. Esta me la llevaba a una isla desierta de cabeza.
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